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Extractos del discurso en la Cumbre Mundial sobre la Paz
Nueva York, EE.UU.


Ésta es la “era de cambio revolucionario después de la llegada del cielo,” cuando la gente ya no estará alejada de la influencia de la ley divina. Debemos llevar vidas de bien que sean transparentes, con cada acción nuestra tan clara como el cristal. Debemos lograr una “revolución de amor puro” educando a toda la gente acerca del valor de la ética sexual absoluta centrada en Dios, nuestro Padre Celestial. Ésta es la única manera de pasar el linaje del bien a toda la humanidad, y el camino para alcanzar el ideal de Dios de formar familias verdaderas.

Eliminaremos los muros y las barreras que dividen esta tierra y reinstalaremos armonía y paz entre los partidos políticos, religiones, razas, culturas y naciones. Las Naciones Unidas deben elevarse a una dimensión más alta y convertirse en una “ONU de la Paz”.  La guerra, la enfermedad, el hambre, y el resto de los problemas que enfrenta el mundo serán resueltos. El egocentrismo será completamente erradicado, conduciendo a la realización de un mundo gobernado por nuestra conciencia y por la razón natural.

Al final, la reconciliación y la paz surgirán a través del linaje. Cuando negros y blancos, orientales y occidentales, budistas y cristianos, y judíos y musulmanes se casen entre sí y continúen la tradición de matrimonios bendecidos que los Padres Verdaderos han establecido, este mundo naturalmente se volverá una familia. Surgirá un reino ideal celestial, basado en el ideal de “Una familia bajo Dios”.

Finalmente, Dios nos creó como sus contrapartes en amor, y Él preparó el mundo natural como un regalo para nosotros. Ésa es la razón por la que toda la gente tiene el deber de preservar y de amar al mundo natural. Cada uno debería poder experimentar resonancia y armonía con la naturaleza, incluso con un simple racimo de flores salvajes. Éste será el atajo para restaurar la naturaleza humana.