El Instituto Puntos de Luz fundado por mi padre, ex presidente George H. Bush, promueve el servicio con la esperanza de que algún día todos sientan el llamado transformacional para hacer servicio, el deber de dar de vuelta a la comunidad, y de que algún día tengamos una cultura de servicio establecida a nivel global.

 

La buena noticia es que el voluntariado está en aumento. Nuestra red de 250 centros voluntarios y 12.000 proveedores de servicios en los EE.UU. reportan que un 60 por ciento más de gente viene para ofrecerse como voluntaria. Las corporaciones están organizando días de servicio. Las iglesias, las sinagogas, y las mezquitas están enviando a más gente para solucionar problemas de la sociedad. La mala noticia es que persisten los problemas comunales y los problemas globales.

La desintegración familiar está tomando su cuota. Hijos varones de hogares divorciados tienen 12 veces más probabilidad de ser encarcelados que aquellos de hogares intactos. Los muchachos nacidos de padres solteros están 22 veces más en peligro de encarcelamiento, y tienen mucha más probabilidad de caer en la pobreza. Un niño con un solo padre tiene dos veces más probabilidad de abandonar los estudios, es tres veces más probable que dé a luz fuera del matrimonio, y seis veces más probable de cometer suicidio. Estos problemas no se pueden solucionar por el gobierno solamente. Estos problemas están siendo solucionados todos los días, por todas partes, por individuos, familias, y grupos de ciudadanos humanitarios.

Permítanme contarles un ejemplo inspirador. Edith Harvey, una georgiana de los Estados Unidos, ahora de 94 años, ha sido una voluntaria regular en un centro de ancianos durante 30 años. Edith ha preparado más de un millón de comidas para sus compañeros mayores, totalmente de forma voluntaria. Ella contribuyó más de 17.000 horas y fue mentora de 100 internos. Cuando usted le pregunta cuál fue el resultado, ella dijo, “Considero que a ninguno de ellos le ha ido mal todavía”.