Informe final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación en Liberia
Wednesday, December 23, 2009
Monrovia, Liberia - Solamente una vez en la historia de una nación debería ser necesaria una Comisión de la Verdad y la Reconciliación. Al examinar el conflicto que comenzó en 1979 y continuó hasta 2003, nuestra responsabilidad como liberianos era juzgar el pasado de nuestro país, a fin de trazar un futuro mejor.
Al cierre de 2009, un año proclamado por las Naciones Unidas como el Año Internacional de la Reconciliación, la Comisión de la Verdad y la Reconciliación de Liberia publicó su informe final editado para el pueblo liberiano. La historia espera que nuestros líderes electos le den la importancia adecuada al trabajo que hubo en este informe y, más importante aún, dar el mérito, la dignidad y el alivio a las almas de nuestros queridos hermanos y hermanas, padres y madres, hijos e hijas que se vieron obligados a pasar al mundo espiritual o a circunstancias de vida difíciles a causa de nuestra incapacidad colectiva en resolver la injusticia social y económica mediante el imperio de la ley.
Fuimos comisionados por encargo de la Presidente Ellen Johnson Sirleaf, el 22 de febrero de 2006. Yo era uno de los nueve comisionados hasta el 30 de junio 2009. Estos tres años me abrieron los ojos a los desafíos de la interacción humana y su impacto sobre la paz y el desarrollo. El expediente de información fue compilado con gran sacrificio y dejó recuerdos imborrables. Estas perspectivas han mejorado mi comprensión y mi amor a Liberia como una nación de destino para África.
El conflicto, que comenzó con los disturbios del arroz en 1979 y concluyó con la firma de los acuerdos de paz de Accra en 2003, fue como un tren alimentado por las motivaciones, los valores y los objetivos de la clase dirigente de Liberia. Ellos tenían la responsabilidad de proteger la paz de la nación, la seguridad y la unidad. Otros jugadores, tanto locales como internacionales, mantuvieron el conflicto activo cuando éste debería haber disminuido. Los condados más pequeños fueron arrastrados en contra de su voluntad, al estar las grandes potencias luchando por el dominio mundial durante la Guerra Fría. Los orígenes se remontan al nacimiento de Liberia en 1847 e incluso antes. Del lado de todos había egoísmo, avaricia, resentimiento, intereses financieros, e ignorancia.
Nuestra Comisión deseaba llevar a cabo un “proceso de visión nacional" para involucrar a todos en un compromiso para un “futuro colectivo" de paz nacional, unidad, seguridad y reconciliación. Lamentablemente, nos faltó tiempo y recursos, así que improvisamos mediante la conferencia nacional ocurrida en junio de 2009.
He firmado el informe de la Comisión y estoy escribiendo para completarla con ideas que, en mi opinión, son necesarias para la reconstrucción de esta nación. Algunos comisionados no firmaron el informe, sino que publicaron disensiones escritas. Esto debería decirle al mundo lo difícil que es para un pueblo el ser crítico acerca de sí mismo y avanzar hacia un nuevo futuro.
Nuestra responsabilidad era la de juzgar el pasado de la nación a fin de trazar un futuro mejor y no la de ocuparnos en lo referente a la culpa personal y los temores del doloroso pasado. Este proceso de justicia transicional debería separar una nación de su pasado de mal y asegurar que no resurja.
Las elecciones de 2011 serán las elecciones constitucionales de Liberia por primera vez desde la década de 1970. Nuestras decisiones colectivas a nivel nacional sobre el informe determinarán nuestra capacidad de aprender del pasado y cambiar nuestro futuro. Los líderes son responsables de representar nuestro interés nacional más favorable, de asegurarse de que exista el imperio de la ley, y aprender de nuestro pasado para cambiar nuestro futuro. Nuestro presidente puede desempeñar un papel vital como una madre nacional durante este crítico período de transición.
Aquellos que ocuparon cargos públicos y violaron las leyes de los derechos humanos, o estaban asociados ideológica o financieramente con tales violadores, necesitan reivindicarse a sí mismos pacíficamente a través del imperio de la ley. Algunos creen que el liderazgo político es un derecho, pero la historia será testigo de que es un privilegio y no un derecho. Aquellos que cometieron delitos menores, como asociación política y financiera con la violencia, delitos económicos, y abusos de los derechos humanos, pueden ser completamente perdonados de toda sanción política mediante mecanismos establecidos por la Comisión. Aquellos que cometieron crímenes más grandes, ya sean económicos o militares, pueden ser perdonados por una recomendación pública al Jefe de Estado, después de haberse humildemente supeditado al proceso judicial del imperio de la ley. Se trata de un perdón especial que requiere de la humilde sumisión a la voluntad de los liberianos inocentes y al mecanismo de la justicia restaurativa.
Oro para que el pueblo de Liberia perdone a todos quienes siguen este proceso correctamente. Tenemos que sentar un precedente para África. Este enfoque único a la conciliación de nuestro pasado fue la consecuencia natural de nuestro mandato para garantizar la rendición de cuentas en cuanto al trato de la impunidad, sin aportar la amnistía. Fue también una consecuencia de la forma imprudente en la que se libraron las guerras civiles y el calibre de los líderes que la guiaron.
Nuestra investigación reveló que el motivo esencial para el uso de la violencia civil en 1990, en comparación con el imperio de la ley en contra de la Presidencia del difunto William R. Tolbert, un pastor ordenado de Dios y aprobado recientemente como Jefe de gobierno, fue la injusticia social y económica practicada por sus predecesores, que se remonta a la fundación de Liberia en 1847.
Mientras nos preparamos para las elecciones de 2011, el Cielo nos ha dado una oportunidad de oro, como nación, para aprender los secretos de cómo arrancar de raíz la injusticia en los corazones y en las mentes de nuestros futuros líderes electos, y así abrir el camino para una era dorada en la historia de Liberia.
En este Decenio Internacional de una Cultura de Paz y No-violencia para los Niños del Mundo (2001-2010), reflexionemos acerca de los muchos inocentes que perdieron la vida en la búsqueda de paz y justicia social. Que esas vidas no se hayan perdido en vano debido a unos pocos injustos. Al mismo tiempo, esforcémonos para amar y perdonar a aquellos injustos, una vez que se hayan vuelto humildes ante el corazón y la voluntad del pueblo y del Cielo.
Me gustaría concluir con las palabras y los pensamientos del Rvdo. Dr. Sun Myung Moon: "La voluntad de Dios consiste en lograr un mundo en el que el amor se hace real, y la familia es el lugar donde desborda el amor de Dios".
Que todos nosotros, como miembros de la familia humana, que han sobrevivido el pasado siglo lleno de conflictos sangrientos, demos gracias a Dios y recordemos que nuestra traición hacia Su amor y esperanza le permitió a Satán elevarse en medio de nosotros, y abusar de nosotros. No repitamos los trágicos errores del pasado. Que Dios bendiga a nuestra nación y nos guíe al esforzarnos colectivamente por restaurar el orgullo nacional y cumplir con nuestro destino nacional en armonía con Su voluntad.
Gerald Coleman fue ex Embajador de Liberia en el Lejano Oriente, facilitando programas de intercambio estudiantil y cultural y ayuda alimentaria. Una copia del informe completo de la Comisión está disponible en http://www.trcofliberia.org.