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Buenos Aires - “Honrar a los padres es honrar la vida” fue el lema bajo el cual UPF Argentina celebró el 4 de junio el Día Mundial de las Madres y los Padres, una fechaestablecida por Resolución 66/292 de la Asamblea General de las Naciones Unidas en la 130° sesión plenaria del 17 de septiembre de 2012, a cuyos valores adhiere la Federación para la Paz Universal (UPF) con celebraciones y actividades alrededor del mundo.

“Debes a tus padres”

La celebración en Buenos Aires se realizó en la sede de la Embajada para la Paz y tuvo por objeto homenajear a las madres y padres, como dadores de vida y amor. Así como en el Día Internacional de la Familia, el 15 de mayo, se resaltó el amor conyugal y maternal/paternal, en esta ocasión se destacó, además de este último valor, el amor filial: el afecto que desarrollan los hijos hacia sus progenitores.

“Nuestra sociedad y nuestro mundo están carentes de padres”, expresó Carlos Varga, Presidente de la Federación de Familias de Argentina, al momento de las palabras alusivas a la celebración. “Así como en la familia nos sentimos hermanos, porque tenemos padres, también deberían haber padres en la sociedad”, afirmó. “Los conflictos tienen que ver con esta carencia”, agregó.

“La existencia se da por la presencia de dos, en todas las especies, y en nosotros como humanos. El Día de los Padres hace referencia a este origen (…) Lo que hay que proteger es a esta célula, que parte de esta matriz”, enfatizó. También resaltó los valores de la “lealtad y la piedad filial en la familia”, criticó el individualismo, reiteró sobre la carencia de un “corazón de padres”, de una preocupación más particular que comunitaria, y que los religiosos suelen ser considerados como padres/madres. “¿Será algo utópico tener padres en nuestra sociedad?”, preguntó. “Por algo llamamos a Dios como Padre”, acotó.

Jóvenes y adultos, incluido una hija adoptiva y un hijo criado por su abuelo, compartieron luego testimonios de experiencias que tuvieron con sus padres, en sintonía con el sentimiento de gratitud. El proverbio oriental: “Cría a tus hijos, y sabrás cuánto debes a tus padres”, emergió como conclusión de algunas de las reflexiones.

“Ensancha el alma”

“No estamos solos”, expresó Ezequiel Masoni, Director Ejecutivo de la Fundación Proyecto Padres, que tiene como misión “orientar a los padres y madres para fortalecer su insustituible rol de líderes en la formación de los hijos”, bajo el lema: “Mejores padres, mejores hijos, mejores argentinos”. “El diagnóstico está claro”, expresó sobre los actuales desafíos sociales. “Hay que revertirlo. Y hay que trabajar para eso”, señaló. Y esto es lo que viene haciendo desde el 2002 junto a un grupo de profesionales, quienes vienen brindando charlas y talleres a miles de padres y adolescentes en todo el país sobre temáticas complejas, como nocturnidad y diversión, conductas adictivas, comunicación y límites, y uso de nuevas tecnologías.

Tras su reflexión, el grupo de jóvenes de CARP entregó obsequios a los padres presentes: prendedores para las madres y una lapicera para los padres. Y al final se compartió la Declaración de la UPF para el Día Mundial de las Madres y los Padres 2013, que fue leída por Rosetta Conti de Castellón, Presidente de la Federación de Mujeres, capítulo argentino. La misma reseña el trascendente rol de las madres y padres, columna vertebral de la familia y piedra angular de la convivencia social, e “invita a los gobiernos a poner en marcha iniciativas y políticas para fortalecer el papel de los padres y a compartir la información en vista de su contribución a la agenda de desarrollo de las Naciones Unidas, incluidos los Objetivos de Desarrollo del Milenio”.

Entre los testimonios y reflexiones también hubo un poema leído por el Lic. Bernardo Del Guercio, quien dedicó el mismo a su madre, recientemente ascendida al Mundo Espiritual: El consejo maternal, de Olegario Víctor Andrade, que en su parte final exalta el amor universal, en línea con el sentido de la celebración del Día Mundial de los Padres:

Llama siempre a tu madre cuando sufras,

que vendrá, muerta o viva;

si está en el mundo, a compartir tus penas,

y si no, a consolarte desde arriba...

Y lo hago así cuando la suerte ruda,

como hoy, perturba de mi hogar la calma:

¡Invoco el nombre de mi madre amada,

y, entonces, siento que se ensancha el alma!