Buenos Aires, Argentina - “¡Abajo las armas!” fue el título bajo el cual el Lic. Bernardo del Guercio expuso sobre la primera mujer premio Nobel de la Paz, Bertha von Suttner, mientras la Dra. Alicia Berini compartió su experiencia del encuentro interreligioso “La paz es el futuro” de septiembre en Amberes (Bélgica), en una velada llevada a cabo el 9 de octubre en la Embajada para la Paz en Buenos Aires. En la ocasión UPF Argentina recibió de manos de Eduardo Borri y Jackeline Giusti la Bandera Universal de la Paz y se hizo un reconocimiento especial a Gaetano Brancati Luigi, inspirador del Marco de Paz, que se está estableciendo en espacios públicos de los cinco continentes como símbolo de encuentro de pueblos, culturas y comunidades. Poemas de Martha Candioti y Marina Fagundes Coello cerraron la cita donde se conjugaron nobles propósitos y distintas expresiones enfatizaron el compromiso por la paz.
“La paz es el futuro”
“¡Abajo las armas!” (1889) (*) es una obra adoptada por el movimiento pacifista, una novela crítica sobre la guerra y el militarismo que asolaba al Viejo Continente al inicio del siglo XX. Su autora es precisamente Bertha von Suttner (Praga, 9/06/1843 - Viena, 21/06/1914), cuya militancia sacudió y buscó despertar a la sociedad de su tiempo, cuando el mundo avanzaba inexorablemente hacia lo que fuera la primera conflagración mundial. Bernardo del Guercio, Embajador para la Paz investigador de la historia y del sentido, ilustró con anécdotas el contexto de aquella escritora austríaca, primera mujer Premio Nobel de la Paz, una de las más destacadas figuras del movimiento internacional por la paz de entonces, que como profeta de su tiempo buscó prevenir aquel conflicto, que finalmente estalló un mes después de su muerte. Finalizó su alocución con la proyección de una imagen impactante: un soldado francés arrodillado tallado por un artista anónimo en una capilla subterránea, que data de aquella llamada “gran guerra”.
La Dra. Alicia Berini, Embajadora para la Paz avezada de la realidad internacional, compartió profundos conceptos de algunos expositores del encuentro interreligioso realizado del 7 al 9 de septiembre en Amberes, en el marco del centenario del inicio de la guerra que bañara en sangre a toda Europa. Dada la extensa temática, se centró en dos puntos para rescatar algunas “ideas fuerza”: A 100 años de la primera guerra mundial: El desarme es posible; y religiones y culturas en dialogo sobre el valor de la vida. Específicamente resaltó expresiones vertidas por el Cardenal Vinko Puljic, Arzobispo de Bosnia-Herzegovina; del Pastor Eugenio Bernardini, Moderador del Consejo Valdense de Italia; de Mario Marazziti, de la Comunidad de San Egidio de Italia; y de Andrea Riccardi, fundador de la Comunidad de San Egidio, de quien citó: “Hay que retomar la capacidad de hacer historia, de ser actores en el encuentro en la dimensión espiritual de la amistad y reclamar la paz como futuro único posible”.
“El amor como camino”
Tras las exposiciones Eduardo Borri y Jackeline Giusti entregaron a UPF Argentina la Bandera Universal de la Paz, que engloba en su simbología valores sobre los cuales sustentar la convivencia trascendiendo fronteras y culturas, recibida con gran aprecio por el Consejo de Paz. Ambos explicaron el significado de este emblema inspirado en el cielo de la ciudad de Paraná (Entre Ríos), insignia de los miembros de la expedición de canotaje “Pacis Nuntii” que recorriera 5.400 Km. para unir Brasilia con Buenos Aires, en conmemoración del Año Internacional de la Juventud (1985), cuyo capitán precisamente fuera Eduardo. La misma llegó desde entonces a los lugares más recónditos del planeta, desde la Base Antártica Marambio, considerado el continente blanco de la paz, hasta las elevadas cimas del Aconcagua y el Everest. Fue entregada a instituciones y personalidades, como el propio Juan Pablo II, durante la Misa de Ramos en Buenos Aires, el 12 de abril de 1987. A la pareja, quienes residen en Santa Fe, se les obsequió en la ocasión un diploma de reconocimiento “Por su tarea y misión por la causa de la paz (…) que viven y promueven, con vocación de servicio, amor a los demás y a la Creación, trascendiendo etnias, nacionalidades, culturas y religiones”.
Una “alineación de planetas” quiso que Gaetano Brancati Luigi, inspirador del Marco de Paz, estuviera en Buenos Aires y aceptara participar del encuentro. En el mismo se le entregó un Diploma ponderando su labor, que lleva adelante con pasión: “Por su tarea y misión por la causa de la paz, su vocación de servicio e inspiración de los Marcos de Paz, que están siendo implantados en espacios públicos de países de los cinco continentes, como símbolo y compromiso por la vida y los valores, sobre los cuales hacer germinar el bienestar de la familia, el desarrollo integral y la paz de sociedades y pueblos; trascendiendo etnias, nacionalidades, culturas y religiones”. Luigi, quien sobrevivió a la segunda guerra mundial y reside actualmente en Sao Paulo, había llegado a la capital argentina para anunciar en la Legislatura porteña la próxima instalación de un Marco de Paz en el Parque de los Niños (Núñez). Un símbolo que puede inspirar y reunir bajo ese valor supremo a hombres y mujeres de buena voluntad en espacios públicos que hoy suelen tener monumentos que recuerdan tristes acontecimientos, como batallas y guerras.
El arte, específicamente la poesía, coronó el significativo encuentro,que contó con la adhesión de la Universidad de la Marina Mercante (UdeMM) y del Foro Permanente para la Educación, la Ciencia y la Cultura por la Paz (FOPAZ). La escritora Martha Candioti, flamante Embajadora para la Paz y Presidente de la Asociación Civil Ateneo Poético Alfonsina Storni, recitó dos poemas de su autoria: “Cuando mueren las palabras” y “Veracidad”, cuya estrofa final expresa: “Ya hoy liberados / solo podemos tener algo de esperanza / en la consecutiva tarea de la reconstrucción / mirando lo representativo de la paz”. Lo propio hizo la poeta brasileña de visita en Argentina, Marina Fagundes Coello, madrina del Concurso Poético Internacional de UPF Argentina, Embajadora para la Paz y miembro de variados círculos literarios de la región. Al cierre dejó un mensaje concluyente con su habitual calidez, en una jornada plena de vivencias de fraternidad universal, aunque ante un nuevo contexto bélico: “El amor es el principio, el medio y el fin; y hacia la paz otro camino no hay”.
(*) “Desde la primera página, la autora se alza frente a los disparates de la guerra y apela a la razón de sus semejantes: “Si en el mundo sobran probabilidades de catástrofe o de muerte, ¿por qué los hombres han de buscarse voluntariamente otras?”
Alberto de Frutos, ¡Abajo las armas!, Bertha von Suttner, Editorial Cátedra, Madrid (2014)
“Sólo con un corazón sincero, que da todo de sí, se puede construir un mundo de paz”. Sun Myung Moon