Extractos del discurso a la Cumbre de las Américas, la Biblioteca presidencial de George Bush, College Station, Texas, el 30 de abril, 2008

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Me alegro de verlos a todos hoy aquí. Tuve una agradable visita con el Rvdo. Moon y le agradezco por haber invitado a este prestigioso grupo a la Universidad A & M de Texas.

Ante todo, quisiera agradecer a los organizadores de la Federación para la Paz Universal y a la Fundación Washington Times. Creía antes y creo hoy que el Washington Times ha ayudado a traer un sentido de equilibrio y perspectiva muy necesario a la cobertura de noticias de nuestra ciudad capital.

Los desafíos que enfrentamos en nuestro propio país y esos asuntos regionales que compartimos como vecinos son tan complejos como concluyentes. Como resultado, las exigencias que descansan en muchos servidores públicos, como ustedes, son tan grandes como nunca han sido hasta ahora. Estos desafíos son demasiado importantes para los líderes encargados de proveer al bienestar general, como para equivocarse.

Ahora no es el tiempo para que nosotros comencemos a mirar hacia adentro –hablando de mi país. Volviendo a los años ´90, recuerdo haber hecho – a pesar de haber sido desaconsejado-- un viaje a Cartagena, Colombia, como presidente, para mostrar la solidaridad de EEUU con aquellos que simplemente quieren vivir en paz y poner a un lado las trabas y peligrosos dictados de los señores de la droga y terroristas. Pero estoy muy contento que fuí y mostré que EEUU se preocupa de esta batalla contra el narcotráfico.

Trabajar juntos para la paz y el desarrollo en Colombia es altamente importante. Como lo es también en todo el hemisferio, y espero que continúe siendo un área de bi-partidismo. Debería ser una cuestión de conciencia y no de conflicto.

Les rindo homenaje por su compromiso por la excelencia en el servicio público. Y rindo homenaje al Rvdo. Moon y sus asociados por lo que están haciendo en esa manera tan importante.

Sé que hay grandes desencuentros sobre este tema acá mismo en los EEUU, pero creo que la política y el servicio político es honorable. Creo que el servicio público es un llamado honorable. Seguro que hay gente que rompe la confianza pública. Pero yo estaba encantado de haber pasado una buena cantidad de tiempo en la oficina pública. Tengo un gran respeto por el sistema.