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Panel ambientalista en reunión de Embajadores para la Paz

Argentina-2020-05-13-UPF-Argentina’s Monthly Zoom Meeting Has the Topic “Peace With Creation”

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Buenos Aires, Argentina—La temática ambiental fue abordada en la reunión mensual de Embajadores para la Paz de UPF Argentina de mayo, luego de los habituales informes de actividades e iniciativas, con 36 conexiones vía zoom. “Paz con la Creación” fue el lema del mismo realizado el 13 de mayo, donde expusieron Gabriela Abarzúa, profesional responsable en Coordinación de Políticas Ambientales - Dirección de Educación Ambiental del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación; Esteban Fauret y Amalia Daibes, directores del Programa literario-ecológico “Y volverán a ser árboles”; y Andrea Vega, directora de la Fundación Chacras de Buenos Aires. Quienes compartieron desde su conocimiento y experiencias sobre los variados daños que hoy se producen a la flora y la fauna, la importancia del reciclaje y la educación para una convivencia armónica con la naturaleza y la necesidad de concientizar y generar mayores compromisos desde los distintos sectores para una vida saludable en el planeta.

Al final también hubo oportunidad para las preguntas, moderadas por Adrián De Angelis, integrante del Consejo de Paz. La sección informativa, donde se presenta una reseña de lo realizado, estuvo a cargo de Emanuel Sayavedra, integrante del Consejo Directivo de UPF Argentina; mientras Miguel Werner, Secretario General de UPF Argentina, dio cuenta de las próximas actividades. Durante la reunión también se hizo una dinámica de promoción del Concurso Poético Internacional UPF Argentina 2020, a cargo de las jóvenes Erika Alcaraz, Ailen Marquesano y Patricia Seput. En la misma se invitó a cada Embajador escribir en un papel y luego mostrar para una foto colectiva uno de los postulados del lema “Interdependencia, prosperidad mutua y valores universales”.

Gabriela Abarzúa contó que inició su actividad ambientalista en la provincia de Neuquén, en la Patagonia Argentina, que luego continuó desarrollando en Buenos Aires. Que hizo una maestría en educación ambiental y se desempaña en el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación. Comenzó por cuestionarse el rol del ser humano en la Creación, donde entiende muchas veces nos olvidamos de la interdependencia con todos los seres vivientes: los animales, la vegetación y con todo lo que nos ayuda a la existencia. Lamentó no estemos en contacto con la “bondad de la naturaleza”, sino más bien desde un punto “extractivista”, donde los recursos naturales están a disposición del hombre, cuyo estilo de vida criticó para proponer “un consumo responsable”, un “estilo de sobriedad”. Compartió que en este momento están trabajando en la preservación de las especies autóctonas, que consideró significan mucho en el ecosistema de la República Argentina. Específicamente los cóndores andinos: “aves emblemáticas para nuestro país y todos los pueblos que viven en las zonas andinas”, cuya población se está diezmando, reveló. Porque mueren envenenados, sobre todo por los cultivos en lo que se utilizan agrotóxicos. Argumentó que la “producción tóxica”, la creencia que nosotros somos únicos en el planeta, que ha hecho avanzar los cultivos sin tener en cuenta la convivencia armónica con la naturaleza, nos estaría llevando a esta crisis del sistema. Finalmente formuló algunas preguntas, que incluyeron la actual situación del covid19, que nos tiene “repensándonos como seres humanos”. Y de cómo asegurar nuestra existencia, viviendo en armonía con toda la Creación.

Andrea Vega comenzó agradeciendo a anfitriones y Embajadores para la Paz. Valoró una expresión de Gabriela Abarzúa, de compartir los recursos con un “estilo de sobriedad”. En contraposición a lo que estaríamos haciendo hoy día con un “estilo exagerado, desenfrenado e inmoderado” de utilizar los recursos, que conspiran con la sustentabilidad. Habló que la Fundación Chacras que dirige tiene como misión el desarrollo humano sustentable, con foco en la educación y en tratar de difundir buenas prácticas ambientales. Y que la sustentable tiene que ver con compartir los recursos con este nuevo estilo. Contó que “estamos misionando desde el año 2001” y formalmente desde el 2011, cuando, recuerda: “recibimos el primer aventón, el primer abrazo simbólico de la UPF, galardonando nuestra actividad”. Lo que confiesa les renovó la esperanza y les dio muchas ganas de seguir haciendo “aún con un compromiso más grande”. Después cuenta que firmó el Pacto global y que están muy comprometidos con ayudar a cumplir los objetivos de desarrollo sustentable (ODS), como el 6, que es agua limpia y saneamiento; y el 16, que es paz y justicia. También mantener más limpia las aguas de los océanos (ODS 14: Vida submarina), a través de los guardianes del ambiente, que son jóvenes con discapacidad neurológica que la Fundación ayuda a capacitar. Explica que desde la Fundación realizan una formación que permite que estos chicos vayan a las escuelas, a distintas instituciones, al gobierno. Adonde sea que los llamen o les abren las puertas. Entre sus tareas y propuestas destaca la “separación responsable de residuos”, no porque lo diga la Fundación o el Pacto global o los ODS, sino desde un propósito más pequeño, individual, que ayude a lo colectivo. Y ejemplificó: al separar residuos y reutilizar las botellas plásticas, que se rellenan con deshechos y se hacen “eco ladrillo”, la Fundación construye casas para personas que las necesitan, y hasta escuelas.

Amalia Daibes recordó cómo surgió el Programa “Y volverán a ser árboles” en conversación con su esposo Esteban Fauret, por un artículo de una revista que trataba sobre “Nuestro futuro común”, y lo sustentable y sostenible. La nota planteaba: “¿Por qué preservar la lechuza moteada?” Y allí se dijeron: “¿Cuál es la sostenible, la sustentable y por qué preservar ese animalito como cualquier otro?” Somos parte de la Creación, “y realmente no cualquier parte”, sostuvo. Destacó la responsabilidad que tenemos entre nosotros y con todos los tipos de criaturas vivientes. Que asociaron a lo que también creían, y de allí surgió plantar un árbol luego de la edición de cada libro.

Esteban Fauret señaló que “todo indica que tenemos un rol muy importante como seres humanos”, considerando que toda actividad que se realiza también tiene que generar un cambio positivo. No sólo desde la literatura, ámbito donde están trabajando, sino desde cualquier quehacer que uno desarrolla. Si no somos comprometidos, “realmente no es posible que las cosas pueden tener un cambio favorable cómo pretendemos”, acotó. Y especificó que en la rama del arte que es la literatura, que es una de las que más se ha expresado en favor del medio ambiente, hay una contradicción, porque cada edición de un libro significa la eliminación de árboles. Y allí “empezó nuestra lucha de compromiso”, para que “la literatura no sea solamente escribir un poema, escribir un texto y que no tenga un compromiso en eso”, reflexionó. De donde surgió esta labor que desarrollan de concientización, “para que cuidemos nuestra casa”, y que si se hace una edición de un libro, que se haga una devolución a “la madre naturaleza”. Relató luego todo el trayecto de esta campaña de plantación de árboles por distintos países (Argentina, Bolivia, Chile, Perú, Colombia, Ecuador y México) y para expandir el compromiso a otras expresiones artísticas. Sostuvo que palabra y acción van así juntas, y la necesidad de trabajar para cambiar el mundo, aunque “parezca una utopía”. También habló de la realización de congresos internacionales, literarios, ecológicos; con participantes de “muchísimos lugares”, con proyectos en escuelas y en todo lugar donde sea posible difundir. “La creación forma parte de nuestras cosas y trabajamos para que la creación sea cada vez más sustentable”, sostuvo. Que hay “un horizonte muy grande para hacer cosas, para forestar”, pero que “tenemos que trabajar mucho, y seguir adelante”. Sobre el final también agradeció y reconoció la labor y el apoyo de UPF a esta tarea y compromiso.