FOLLOW US
Think Tank 2022
Servicio de oración marca el inicio de la asamblea general de la ONU
Monday, September 14, 2020
To read in english, click here.
New York City, United States—El 14 de septiembre, la Misión de Observación Permanente de la Santa Sede [El Vaticano] llevó a cabo el Servicio de Oración Anual en la apertura de la 75a sesión de la Asamblea General de la ONU en la Iglesia de la Sagrada Familia cerca de la Sede Central de la ONU. Este servicio establece un fundamento espiritual para el nuevo año en la ONU y ha sido una tradición de la Misión de la Santa Sede desde 1987. Por lo general, durante este servicio especial, la iglesia congrega a más de 350 participantes, incluidos embajadores, el Secretario General de la ONU, el presidente de la Asamblea General de la ONU, personal directivo de la ONU, líderes religiosos y delegados de ONGs. Sin embargo, de acuerdo con las precauciones del Covid-19, solo pudieron asistir 50 personas seleccionadas. El Dr. Taj Hamad y Lynn Walsh, en representación de la Federación para la Paz Universal, tuvieron la ocasión de estar entre ellos. El sobrecogedor vacío de esta hermosa capilla sirvió para se intensifique en uno la conciencia de nuestro mundo infligido por la pandemia.
El Arzobispo Gabriele Caccia, Observador Permanente de la Santa Sede ante la ONU, presidió el Servicio de Oración. Le recordó a la audiencia: "En este momento de la pandemia del Covid-19, las oraciones son más necesarias que nunca". El arzobispo también pronunció la oración final, en la que pidió que todos puedan ser “instrumentos de Dios de un mundo de paz, justicia y acogida fraterna donde nadie sea dejado atrás”.
El cardenal Timothy Dolan, Arzobispo Católico Romano de Nueva York, reflexionó sobre la pandemia al observar cuán interconectados estamos por algo completamente invisible. Señaló que todos tenemos una mayor conciencia por los adultos mayores y las personas vulnerables, así como gratitud a los heroicos proveedores de atención médica y otros trabajadores esenciales. El cardenal Dolan citó las palabras del Papa Pablo VI, apropiadas para este tiempo:
Ha llegado la hora de hacer un alto, un momento de contemplación, de reflexión, ... un momento para pensar de nuevo en nuestro origen común, nuestra historia, nuestro destino común. Hoy, como nunca antes, en una época marcada por el progreso humano, es necesario apelar a la conciencia moral del hombre. … El edificio de la civilización moderna debe construirse sobre principios espirituales; los únicos principios capaces no sólo de sustentarlo sino también de iluminarlo y animarlo. Y estos principios indispensables de sabiduría superior deben basarse ... en la fe en Dios.
El Secretario General de la ONU, António Guterres, dio un mensaje en video reconociendo que la pandemia ha exacerbado trágicamente las desigualdades en todo el mundo. Lamentó que el “progreso logrado con tanto esfuerzo en la erradicación de la pobreza, la seguridad alimentaria y otros Objetivos Sostenibles” en realidad se haya revertido por los efectos del Covid-19. S.E. Guterres expresó su profunda preocupación de que el cierre de los lugares de culto debido a la pandemia haya "trastornado lo que está profundamente arraigado en nuestra naturaleza humana: nuestro impulso compartido de reunirnos y enfrentar tiempos difíciles juntos". Recordó a la comunidad de la ONU que podemos superar estos difíciles desafíos solo con "unidad, liderazgo y solidaridad".
Tijjani Muhammad-Bande de Nigeria, presidente del 74a sesión de la Asamblea General, habló de la humanidad como una sola familia. Le suplicó al "Creador que tengamos el conocimiento, el coraje, la compasión y la sabiduría para hacer lo correcto para nuestro prójimo... y buscar la fuerza del único Dios que crea y no es creado".
El párroco de la Sagrada Familia, el padre Gerald E. Murray, hizo la invocación y citó las palabras del Papa Francisco al afirmar, "Este no es un momento para la indiferencia, porque el mundo entero está sufriendo y necesita estar unido para enfrentar la pandemia".
Después del servicio, hubo un tiempo de intercambios con el Arzobispo Caccia y el Cardenal Dolan fuera de la iglesia. La calidez natural de estos dignatarios creó un sentido de positividad, unidad y conexión personal. Estos fundamentos espirituales promovidos durante este evento serán necesarios y fundamentales para enfrentar los desafíos de este año en las Naciones Unidas.