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¿Cuál es el modelo de la UPF para la construcción de la paz? Es reunir a gente de las partes opuestas de un conflicto y alentarla a ofrecer actos de reconciliación tangibles y concretos? En 1607, los ingleses establecieron su primera colonia permanente en Norteamérica y la llamaron Jamestown. Mujeres descendientes de colonos y nativos eligieron marcar el 400mo. aniversario reuniéndose en un espíritu de reconciliación, en las cercanías de Norfolk, Virginia, una ciudad mencionada en los mensajes de paz de la UPF por el fundador, Rvdo. Sun Myung Moon, como la de haber sido la clave en la construcción de la paz entre el Este y el Oeste.

La reunión del 1ro. de diciembre de 2007, patrocinada por la UPF-EEUU y organizaciones afiliadas se tituló: “Pacificadores para la reconciliación sagrada”. Atrajo a más de 160 personas de los Estados Unidos, Inglaterra, Israel y Japón.

La oradora principal fue Angela L. Daniel “Estrella de Plata”, miembro adoptada de la tribu Mattaponi y estudiante de doctorado en antropología, quien cooperó con el escrito de “La Verdadera Historia de Pocahontas: El Otro Lado de la Historia”. El libro afirma: “Solamente de la historia verídica se puede aprender la verdad de lo que pasó. Solamente de una lectura verdadera de la historia, podemos aprender de nuestros errores. Solamente aprendiendo de nuestros errores, podemos crear una vida mejor para toda la humanidad.” El tema de su discurso era: “Nunca es demasiado tarde para la paz.”

El evento estuvo influenciado por una profunda cultura nativoamericana. Para preparar la atmósfera espiritual, la sala fue purificada con una ceremonia especial, conducida por el Rvdo. George Akeen, de Oklahoma, Clay Two Bears, de California y el Dr. Shuki Ben Ami de Israel. Las actuaciones de música y danza fueron llevadas a cabo por Delwin Fiddler Jr. bis- bis-bisnieto del Cacique Elk Head Red Hair, conocido también como la familia Hehakapa, y Vaughnda Hilton (Blackfeet / Seminole / Creek) del Teatro Las Danzas Nativas, de Pennsylvania.

Maria Williams Cole, representando a Las Hijas de la Revolución Americana, felicitó al grupo por sus esfuerzos en construir puentes de paz. La Rvda. Claire Daugherty, cuya inspiración indujo a este evento, pronunció palabras de arrepentimiento por los errores del pasado, enfatizando que aunque no podemos corregir esta trágica historia, sabemos que a partir de este momento el futuro es una pizarra en blanco.

Tal vez el momento más profundamente sentido de la tarde fue el “Dar algo de regalo” del blanco americano, una innovadora adaptación de una antigua tradición nativoamericana, seguida por la “Canción de Honor”.

Brenda Miller reunió a descendientes de coloniadores blancos europeos, incluyendo figuras históricas como Roger Williams, William Penn, John Hancock, Nathan Hale, y Alexander Hamilton para dar regalos a doce personas de antepasados nativoamericanos.

Cada regalo fue seleccionado cuidadosamente en oración para esta ceremonia, incluyendo una estatua de arrepentimiento, un recipiente de cristal con tapa, un recipiente de madera, un tambor, un collar, una frazada, un corazón de cristal, una pintura al óleo original, un mantón ornamentado y una estatua llamada ”Las cuatro razas de la humanidad”. El significado profundo y simbólico de cada regalo mostrando la restauración del doloroso pasado, era explicado por Brenda a medida que cada representante, uno por uno, ofrecía el regalo a cada persona nativoamericana. Las personas sintieron una profunda cura entre el mundo físico y el mundo espiritual, y entre antepasados y descendientes. Estaban allí para recibir los regalos representantes de Apache, Arapaho, Blackfoot, Cherokee, Cheyenne, Chickahominy, Creek, Lakota Sioux, Omaha, Pueblo, y Seminole.

Alexa Ward, presidente de la Federación de Mujeres para la Paz Mundial-EEUU, explicó el significado de la ceremonia Puente de Paz en la cual descendientes de coloniadores formaron pares con descendientes de nativoamericanos bajo la guía de Mary Holden y la Rvda. Angelika Selle. A medida que las hermanas recién emparejadas bajaban del puente, cada una firmaba un acuerdo para hacerse una “Pacificadora para la reconciliación sagrada”.

Declaración de Norfolk 1 de December de 2007: Nosotros, los firmantes, somos los Pacificadores para la Curación Sagrada entre nativoamericanos y no- nativoamericanos. Nos liberamos del dolor y la angustia de nuestro pasado. Nuestra expresa amistad queda ligada en la tierra y en el cielo, en el espíritu de nuestros antepasados. Continuamos respetando nuestra sagrada tierra, especialmente nuestro amor por América, y juntos vamos a servir al mundo como una familia bajo Dios, Gran Espíritu, Jehová, Alá, Padre Celestial, Creador, Padre Verdadero.


Cuatro participantes con ancestros nativos recibieron certificados de Embajadores para la Paz: Rvda. Karen Sandoval de Virginia, Wynema Morris de Nebraska, Pastora Bárbara Carva de North Carolina, y Ángela Daniel Silver Star de Virginia.

La Sra. Reiko Jenkins, representando la American Clergy Leadership Conference Women in Ministry, (Conferencia de Liderazgo del Clérigo Americano de Mujeres en Ministerio), puntualizó con una apasionada afirmación: “…Ningún país puede decir que no cometió errores; todos nosotros tenemos vergüenza. Hoy, consideremos que venimos juntos como hijos de Dios. Sólo Dios puede darnos reconciliación del corazón y liberarnos de manera que ya no somos sólo individuos, sino una familia bajo Dios.”

Linda Lucero Cornier (Pueblo), Directora del Consejo Unido Nativoamericano de California, expresó el significado de esta reconciliación a partir de una perspectiva histórica profundamente personal:

Es difícil para cualquiera estudiar las verdades de la historia de los americanos nativos y el impacto que tiene en la actualidad. Este es un nuevo comienzo de historia nativoamericana y gente no-nativa en Estados Unidos. La angustia de 400 años de opresión nativoamericana fue reconocida. Se dijeron palabras de arrepentimiento y vino el perdón con muchas lágrimas. Y hubo reconciliación mediante muchas formas: Los grupos de oración en la costa de Jamestown, la cruzada del Puente de la Paz, y la Proclamación de Paz.

Nuestro tiempo ha llegado para despertar a los Estados Unidos como nación de paz mediante la reconciliación de los muchos males que la han extraviado. Las palabras de justicia de Estados Unidos como una nación de paz pueden ahora relucir para que el mundo siga la reconciliación de los fracasos pasados.

La gente vino a América en busca de libertad religiosa, libertad civil y la búsqueda de la felicidad; irónicamente los nativos americanos no recibieron reconocimiento de sus derechos religiosos hasta el 11 de agosto de 1978, con la firma del Acta de la Libertad Religiosa indo-americana. Debemos asegurar la libertad religiosa para todos y sanar el corazón de todos los pueblos respetándolos como hijos del Padre Celestial, Jehová, Alá, Gran Espíritu, Creador, Padre Verdadero, Dios.

América es amada primero por los pueblos indígenas y ahora es amada por los pueblos del mundo que han llegado a llamarla su hogar.

Estados Unidos es elegido para servir al mundo, no sólo de palabra sino por el ejemplo de vivir en paz, respetando los derechos de los demás, disfrutando la belleza de la forma de vida de otros pueblos, y celebrando al compartir la comida, las costumbres y la historia de otros. En reconciliación, estamos educados para vivir por el bien y por la felicidad de los demás, y como norteamericanos para caminar en equilibrio con la Tierra. Debido a la bella diversidad de Estados Unidos, no hay otra nación que ejemplifique mejor una familia bajo Dios.