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D. Mikho: Llevando los principios para la paz a Iraq

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Mi esposa Leyla y yo somos de Dohuk, que está en la área de los kurdos en el norte de Iraq, cerca de la frontera con Turquía. La historia de mi vida es parecida a la de muchos iraquíes que experimentaron el régimen de Saddam Hussein, y sólo el hecho de que estoy vivo para contar mi testimonio es un milagro. Ahora puedo ver claramente en retrospectiva, cómo Dios nos ha dirigido a mi y a mi familia hacia este maravilloso movimiento, UPF.

Siendo médico ví batallas en la estela dejada por las guerras de Saddam y fuí condenado a prisión perpetua según los caprichos de ese dictador. La principal razón por la que yo y otros condenados pudimos esquivar nuestra condena perpetua fue porque las prisiones estaban demasiado llenas. Cuando era hora de dormir, teníamos que acostarnos en el suelo, sin un centímetro de espacio, como un rompecabezas. Siendo excarcelados, sin embargo, no significaba que estábamos libres. Nos pusieron bajo constante vigilancia. Porque todos en la prisión conocían mi carácter y mi filosofía, yo era una amenaza al régimen. Tenía la obligación de reportarles cada quince días y a veces me hacían visitas de sorpresa. En la escuela, mis hijos eran tratados como parte de una familia de traidores. Yo vi a muchos compatriotas iraquíes de diferentes culturas y religiones ser tratados tan brutalmente de manera que no puedo explicar en palabras.

Cuando me fuí de mi país tuve que dejar todos mis parientes y todas mis pertenencias. Hubiera sido una de las cosas más difíciles para hacer si no hubiera sido por una firme voz dentro de mi cabeza que me daba el consuelo de que “todo iba a salir bien”. La historia de cómo llegamos a los Estados Unidos es un testimonio de Dios guiando nuestras vidas.

Nos dirigimos a Estambul, Turquía, porque oímos que había posibilidades para ir a otros países desde allí. Mi hermano, que estaba viviendo en Inglaterra, llenó los papeles para que podamos quedarnos alli. Estuvimos esperando dos años en Estambul. Me sentía desesperado tratando de mantener a mi joven familia. Cada semana me presentaba a la oficina de Cáritas, una organización benéfica católica.

Un día una mujer francesa en la agencia me preguntó “¿Por qué no te mudas a los Estados Unidos?” y le dije que eso parecía un sueño imposible. Pero me dijo que volviera el siguiente martes. No tenía sentido que alguien de Francia que trabajaba para una agencia del Vaticano me estuviera animando a ir a los Estados Unidos, donde yo no tenía ningún patrocinador.

El martes caminé millas bajo la lluvia hasta la oficina de Cáritas, sabiendo que miles de personas estaban más calificadas para ir a Estados Unidos que nuestra familia, donde no teníamos ni parientes ni patrocinadores. Mi esposa me había puesto un impermeable grueso, me había dado un paraguas y me había empujado hacia la calle. Cuando llegué al edificio, mi agente me dijo con una gran sonrisa “!Felicitaciones! ¡Ustedes van a ir a los Estados Unidos!” No lo podía creer. Empecé a agradecerle sabiendo que nunca podría hacerlo suficientemente.

Volví a casa sintiéndome maravillosamente bien a pesar del mal tiempo. Después de unos pocos meses de papeleo, estábamos en camino. De esta manera, estoy aquí por razones que están por encima de mí mismo. Yo creo que la filosofía de UPF puede lograr paz duradera en mi país, la región de Medio Oriente, y finalmente en el mundo.

Después de haber participado en la Conferencia de Liderazgo Internacional en Hawái, me quedó claro que todos los sueños que tuve de joven fueron preparación para esta fase de mi vida. Yo había soñado que algún día toda la gente buena, sin importar su religión, viviría junta en paz. La UPF ha borrado toda duda de mi mente de que esto puede ahora lograrse.

Decidí volver a Dohuk para nominar Embajadores para la Paz a amigos y líderes comunales que ya son verdaderos Embajadores para la Paz. Dohuk está ahora bajo el Gobierno semiautónomo Regional de Kurdistán (KRG). Llegué el 11 de septiembre de 2007. La primera persona que nominé fue mi amigo, Sr. Patros Jajo, comisionado del Gobierno Regional de Kurdistán -GRK- y miembro del Consejo Superior Cristiano.

El Sr. Jajo es un hombre humilde, amado como un héroe en la región por haber salvado la vida de muchas familias. Cuando compartí los cinco principios de los Embajadores para la Paz estaba muy conmovido y dijo “Éste es el movimiento que necesitamos.” Aunque estaba muy ocupado, empezó a presentarme líderes locales, empezando con el Sr. Mohamed Mohsin, director regional del Partido Democrático de Kurdistán.

Me acompañaba prácticamente todos los días y me ayudó con el transporte. Cuando explicaba los cinco principios, todos entendían que esto no era otra religión o punto de vista político, sino un movimiento capaz de unir a la gente. Pude hablar con cientos de personas durante los 80 días que pasé en Iraq, y a medida que esta nueva idea se diseminaba nos entrevistó la radio y la televisión.

Después de dos semanas en Dohuk, Patros comenzó a llamar a sus amigos y contactos leales en el GRK de Arbil. Me inspiró mucho una líder del GRK llamada Sra. Shirin Fatah Amedee. Ella es conocida por su papel de hacer avanzar el derecho de las mujeres. Me inspiró que una persona de su estatus y popularidad tuviera un corazón tan humilde y tanta compasión por otros. Ella viajó cuatro horas para encontrarse conmigo en Dohuk y escuchó atentamente cuando compartí los cinco principios para la paz del Dr. Sun Myung Moon. “Esos cinco principios ya están dentro de mi” ella respondió, “Hemos estado esperándolos.” A la semana siguiente me presentó a ministros clave de gobierno del GRK.

El presidente del Parlamento del GRK, Sr. Adnan Mufti, estaba fascinado por la filisofía para la paz y especialmente por el programa de educación del carácter. Le expliqué lo mejor que pude, que la paz mundial duradera requiere generaciones de educación del carácter. Me recomendó que haga una cita con el ministro de educación, Sr. Dilshad Mohammad. Durante las dos semanas en Arbil pude encontrarme con numerosos miembros del parlamento y otros oficiales del GRK.

Me encontré con gente de casi todas las religiones y partidos políticos y compartí con ellos los principios enseñados por el Dr. Moon. Todos ellos recibieron los principios con gratitud y cortesía. Vamos a seguir desarollando la UPF allá con fervor cada vez mayor.

Principios que Guían a los Embajadores para la Paz

• Somos una familia humana creada por Dios.
• Las cualidades más altas de los seres humanos son espirituales y morales.
• La familia es la “escuela del amor y la paz.”
• Vivir para el bien de los demás es el camino para reconciliar la familia humana.
• La paz viene mediante la cooperación por encima de los límites de etnicidad, religión y nacionalidad.