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Discurso en la Cumbre Mundial 2014, Seúl, Corea, 9-13 agosto 2014

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La Constitución Política Nacional de Colombia reconoce la convicción el 95% de la población hacia el Ser Supremo, proclamando que, para establecer un orden político y social equitativamente justo, hay que invocar la protección de Dios. Por su parte nuestra Ley de Libertad Religiosa dice que el Estado, aunque no es confesional, tampoco es ateo, ni agnóstico ni indiferente ante los sentimientos religiosos de los colombianos. Colombia, además de ser un estado Teísta, reconoce no se puede hacer política pública prescindiendo del hecho religioso.

Somos un país que goza de una gran diversidad de sistemas de creencias religiosas y de espiritualidades ancestrales y emergentes; estamos aprendiendo a convivir en fraternidad, reconociendo del derecho del otro a creer y rezar diferente. Colombia ostenta una de las Leyes Anti-Discriminación más estrictas del mundo, y a pesar de que ciertas fuerzas oscuras han querido derogarla con el fin de imponer intereses medievalistas, la ciudadanía se ha unido valientemente para defenderla y hacerla cumplir.

Existen en mi país diversos grupos interreligiosas que trabajan para defender la libertad religiosa, tales como la Confederación de Libertad Religiosa, Conciencia y Culto CONFEPREC y algunas mesas interreligiosas ligadas a la Alcaldía Mayor de Bogotá. Pero sin duda alguna el trabajo de la Asamblea Colombiana de las Religiones y Espiritualidades, ha demostrado que las religiones sí pueden trabajar juntas y unificar sus voces en torno a valores y temas en común; además se le otorgó voz y voto a cientos de líderes religiosos y espirituales que jamás eran tenidos en cuenta en los diálogos ecuménicos e interreligiosos.

Este consejo interreligioso nacional, el cual represento por la Voluntad de Dios y por la decisión de sus integrantes, es tan abierto e incluyente, que incluso el Secretario General del Partido Comunista Colombiano es miembro, pues nos interesa mucho que se alimente el diálogo entre el Comunismo Filosófico y las Religiones, especialmente con el Cristianismo, pues hay heridas históricas que requieren ser sanadas para avanzar hacia una cultura sostenible de paz.

El impacto político y social que hemos generado es tal, que la semana pasada recibí dos cartas: una enviada por la Delegación de Paz de la Guerrilla de las FARC y otra enviada por la Oficina del Alto Comisionado de Paz de la Presidencia de la República, en donde ambas partes me expresaron su disposición para acabar lo más pronto posible con el conflicto armado que sufrimos, y su deseo de que la paz sea una realidad.

Ante la constante amenaza que tenemos en mi país de que una minoría extremista de no-creyentes arranque del corazón del Pueblo Colombiano la conciencia ética y moral que emana de Dios, fundamos en diciembre de 2013 la CONFEDERACIÓN DE LOS HIJOS DE ABRAHAM, conformada por líderes cristianos, musulmanes, judíos y de otras confesiones monoteístas; su tarea es defender a Dios ante el Estado Colombiano, defender el modelo tradicional de familia y difundir en todos los niveles de la sociedad los valores éticos y morales universales.

Como ven, hemos logrado grandes hazañas interreligiosas en Colombia y es nuestro deseo ver emuladas estas iniciativas en todos los países del mundo. Esperamos que, trabajando en solidaridad con la Federación para la Paz Universal y con todos y cada uno de ustedes, lo logremos, porque la esperanza de paz para el mundo está fundamentada en el amor del Dios de la Vida, el Dios que escucha las plegarias de todas las religiones del mundo, pero que no se matricula con ninguna en especial… porque es el Dios de toda la Humanidad.

Para finalizar, quiero solicitar a esta Mesa Directiva su permiso especial para hacer lectura pública de una carta que el Presidente de mi país, el Dr. Juan Manuel Santos, ha enviado a los Dignatarios aquí presentes.

A continuación se da lectura al mensaje del Presidente Santos para la Cumbre:

Mensaje del Presidente de a República de Colombia, Juan Manuel Santos,
a la Cumbre Mundial sobre “Paz, Seguridad y Desarrollo Humano” convocada por la Federación para la Paz Universal

Como Presidente de Ia República de Colombia, y en nombre de 47 millones de colombianos, me es muy grato saludar a los líderes y delegados de todo el mundo que se reúnen en Corea, bajo el auspicio de Ia Federación para Ia Paz Universal, con el fin de dialogar y debatir sobre Ia forma en que Ia humanidad, en las diversas regiones del planeta, puede encaminarse hacia una paz cierta y duradera, una paz que surja del corazón y traiga una nueva era de entendimiento.

He pedido a mi compatriota, el rabino Richard Gamboa Ben-Eleazar, Secretario General de Ia Asamblea Colombiana de las Religiones y Espiritualidades, que transmita este breve mensaje a ustedes para que tengan presente en sus deliberaciones los pasos que Colombia está dando hacia Ia paz y Ia reconciliación.

En nuestro país hemos sufrido por más de media siglo un conflicto interne armada, generado por guerrillas que luchan contra el Estado y afectan Ia vida de Ia población civil; un conflicto que nos ha desangrado, ha causado millones de víctimas y ha obstaculizado nuestra ruta hacia el progreso.

Mi gobierno ha enfrentado y sigue enfrentando militarmente a las guerrillas, pero al mismo tiempo hemos iniciado -porque creemos que estamos ante una oportunidad real- un proceso de conversación con Ia guerrilla más grande y antigua, que es Ia guerrilla de las FARC, para buscar Ia terminación del conflicto.

Este dialogo lo estamos realizando en La Habana, Cuba, con el acompañamiento de países como Ia misma Cuba, Noruega, Venezuela y Chile, y podemos decir que -de los 5 puntos de fondo que componen Ia agenda- ya hemos logrado acuerdos en tres y estamos avanzando en el cuarto, que se refiere a los derechos de las víctimas.

Los colombianos tenemos Ia esperanza de que logremos llevar a buen puerto este proceso y, en este propósito, hemos contado con el apoyo de Ia comunidad internacional en general, algo que nos alienta a seguir avanzando. Sabemos muy bien que Ia terminación del conflicto en Colombia no solo será una buena noticia para nuestro pueblo sino para toda Ia región y el mundo, pues terminaría el único conflicto interno armado vigente en el hemisferio occidental.

Si logramos nuestro objetivo, comenzaremos a enfrentar un nuevo reto, no menos difícil, que es el manejo del posconflicto. Pero lo haremos con Ia alegría y Ia certeza de haber dejado atrás décadas de muerte y sufrimiento.

¡Qué buena que existan iniciativas y cumbres como Ia que hoy los convoca para pensar Ia paz y buscar Ia paz en el mundo! Desde Colombia, les reitero mi saluda y los mejores deseos por el buen desarrollo de su reunión, para beneficia de toda Ia humanidad.